lunes, 16 de enero de 2012

Un valioso documento literario

Carta de Zorba el Griego (real) a Nikos Kazantzaki.

Nish (Servia), 17 de Julio de 1922.

He recibido tu última carta y veo que haces de mí terribles elogios: no te burles de la idea de que tenemos otro valor y buscamos algo más grande que los demás: a todos aquellos que he conocido los he visto detenerse solamente ante el dinero, y cuando han logrado poseerlo se han estancado. Evitan a los amigos, buscan una dote, se casan, comienzan la rutina de la vida hogareña, son dirigidos por una mujer, buena o mala, y nada más. Yo no te clasifico en esa categoría, solo a mí que me casé únicamente por reírme. Mi mujer ha muerto: ha hecho bien. Todavía me rio al pensar en que mis amigos de entonces se apiadaban de mi suerte...ahora tengo hijos, no me conmueven, no me enternecen, no me alegran...Los quiero como si fuesen amigos míos, y si doy diez dracmas a uno de mis hijos, me alegro tanto como si se los diera a otra persona: experimento exactamente el mismo grado de alegría.

No abrigo esperanzas en ninguno de mis hijos porque no quiero tenerlas. Considero grave que un viejo dependa de un joven: es decir, considero desdichados a todos esos viejos que deben habitar con su nuera o con su yerno, por buenos que sean...Porque el viejecito no les ha querido: es el hijo quien ha querido a la nuera o la hija quien ha amado al yerno...

¡Sea! Todo esto lo sabes mejor que yo...Ahora no temo a Dios, en absoluto. Porque he ejecutado sus órdenes, según creo. No temo a la muerte porque no es nada. Al igual que yo no soy nada: no tengo miedo a los más temibles elementos de la naturaleza, hagan lo que hagan; aunque la cola de un cometa deba golpearnos y reducirnos a ensalada de tomates, yo me río...

Voy a interrogarte sobre un punto que temo y me afecta mucho. La vejez me da miedo: no encuentro nada que me quite ese temor. Considero una grandísima desdicha decir que soy viejo. Entonces me doblegaré ante todo lo que detesto, perderé mi libertad. Mi familia me ordenará que vigile a un monstruo, a un niño, que cuíde que no se queme, que no caiga, que no se malcríe...

Todo esto lo encuentro muy, muy angosto...yo que voy por doquier y sin temor por las selvas del Monte Athos y Rusia, según escribes elogiándome...¿Yo, convertirme en guardián de varios nietecitos monstruosos, que mojarán mi delantal sin que tenga derecho a hablar para decir que a mí, desdichado, me produce horror todo eso?

Al escribirte estas tonterías trato de liberarme de ellas; y por eso corro a las montañas para ganar mucho dinero a fin de que mi familia me tema y me recuerde incluso cuando esté muerto.
Prefiero cualquier otra muerte: ser devorado por los lobos o por los osos: sea cual sea la bestia que se presente, ¡bien venida! ¡Desdichados de nosotros si no logramos encontrar un retiro previsto donde cocer nuestra sopa, patatas y legumbres, lo que nos caiga en las manos!
Te saludo siempre cordialmente.
 Vuestro fiel G.Zorbas.
P.S. Respecto al trabajo, te escribiré en otra ocasión.

La foto es del Zorba real.
El libro puede bajarse de AQUÍ.
Y la película de AQUÍ.

2 comentarios:

  1. Es una carta conmovedora por todo lo que entraña el final de la vida, cómo enfrentarse a ello sin perder la dignidad. A mi también me da miedo la vejez...
    Un saludo y gracias por visitarme.

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  2. Gracias a ti por devolverme la visita. Me encantan tus fotos. Y es que además tengo a mi hijo mayor haciendo ahora en la FP de grado superior el módulo de Imagen (700 euros que he tenido que soltar para una cámara reflex).

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